

La cornucopia (del latín cornu, ‘cuerno’ y copĭa, ‘abundancia’), en español conocida también como cuerno de la abundancia (en latín cornu copĭae), es un símbolo de prosperidad y afluencia que data del siglo V a. C.
En la mitología griega, la cabra Amaltea crió con su leche a Zeus. De niño, mientras jugaba con uno de sus rayos, Zeus rompió —sin querer— uno de los cuernos de la cabra. Para compensar a Amaltea, al cuerno roto le confirió poder para que, a quien lo poseyera, se le concediese todo lo que deseara. De ahí surgió la leyenda de la cornucopia. No obstante, hay una posible variante de este posible origen de la cornucopia ya que en el mito de Heracles se cuenta cómo éste luchó contra el dios-río Aqueloo por la mano de Deyanira. Además de vencerlo, rompió uno de sus cuernos ya que el dios-río tenía la capacidad de la metamorfosis y se había convertido en toro. Aqueloo se rindió pero le pidió a Heracles que le devolviese su cuerno y a cambio le daría uno de la cabra Amaltea, del cual no dejaba de brotar flores y frutos.1 Otras versiones del mito explican que Heracles se quedó con el cuerno del dios-río y que posteriormente las náyades lo recogieron y lo llenaron con todo tipo de vegetales y flores.2 Las representaciones originales eran del cuerno de la cabra lleno de frutas y flores. A varias deidades, especialmente la Fortuna, se les representaba con el cuerno de la abundancia.